Una semana. Tiempo suficiente para tener ya digeridos y sentados los efectos del Sónar a nivel mental, y los tímpanos en su estado más o menos habitual. Lo de los tímpanos no es ninguna exageración. El vendabal sonoro al que nos sometieron Fuck Buttons y los infames técnicos de sonido causaron tales estragos que dos dias después me acordaba todavía de porqué un colega tenía tapones, y yo no.
Pero anécdotas al margen, no puedo ser negativo -como otros que pululan por este mundilio- con un festival que me ha descubierto material la mar de interesante, y me ha traído a este lado del charco gente como Nosaj Thing o Flying Lotus. De base, eso sí, se puede detectar la prominente preferencia del público por la faceta diurna del festival. Muchos ven su variante nocturna con algo más de recelo, algo que no acabo de entender. Gente como Jónsi no se pueden plantar en el SónarVillage así por las buenas. Querría apuntar, eso sí, que la showcase de LuckyMe no me acabó de cuajar, sobretodo con la substitución de Mike Slott por Lunice, un chaval al que no le quito su mérito, pero que no me atrajo en absoluto. Pero por orden...
Obviando el jueves, día que no asistí, el viernes en el CCCB se presenció una tarde de música de las más chulas que recuerdo. Primer punto para Lucrecia Dalt, una chica que se lo monta muy bién (con la ayuda de dos iPods con los que remota un Mac, que me parece una idea estupenda, era una cuestión de tiempo). Lo que sonó fue algo así como si The XX algo más electrónicos, y quizá al final, no tan oscuros, se hubieran tomado más en serio lo de hacer música. En serio. Otro destacado fue bRUNA, que encuadrado dentro de la showcase de spa.RK también se monta el set a base de mezclar en directo temas de su último disco y otro material muy cautivador.
La segunda parte de la tarde fue una fiesta en toda regla. Empezando por lo ochentero de Shake Aletti, pasando por los más populares New Young Pony Club y dos delícias, cada una a su modo. Primero, lo abstracto de Nosaj Thing, apoyado en un show visual a base de blanco y negro, y después, lo casi-dance de Delorean, que pusieron a la gente a saltar como condenados.
De lo nocturno, me quedo con Air y Flying Lotus. De los primeros, porque me quito una espina bastante grande, y porque los temas tenian ese plus de apoyo en un batería de verdad. Air ganan en directo minutos a sus canciones a base de crescendos y nuevas partes que convierten sus conciertos en otra cosa que tiene poco de ambiental. De Flying Lotus, ahora entiendo la devoción que tiene Thom Yorke por él. Presentó una sesión versátil, tocando todos los palos con bastante maestría, desde partes casi free-jazz, pasando por material propio o por pequeños pedazos de otros encajados con precisión suiza.
Lo del sábado fue un dejarse llevar. Y dió resultado. Vaya que sí. Saqué la libreta y anoté a un Jimi Tenor que me sonaba, pero que como un titán aguantó el aguacero que se dejó caer a media tarde en Barcelona con su sección de vientos al lío, y aprovechando la lluvia para hacer broma. Otros en la columna de interesantes son Post War Years, que hacen como si Late of the Pier olvidaran su faceta más melódica, pero manteniendo su espíritu más experimental sobre esa base de rock/pop y sintes. 5 estrellas para el bataca y el temazo Soul Owl. Por último, alucinante el set de The Slew con Kid Koala. Cualquiera que se tapara los ojos podía oir una banda de rock clásico y al buscar con la vista encontrarse a dos tios con sus respectivos platos, a un bajista y un batería. Repito, alucinante.
Y por la noche, más o menos lo mismo. En busca de más perlas. Primero con Jónsi, garantía de calidad. Y que, almenos, a servidor, no defraudó. Obviamente, el islandés repasó integro y en otro orden su primer trabajo en solitario. Lo no tan obvio fue, a parte de lo sublime de la música, la puesta en escena con un final que metía al público en una enorme tormenta de nieve y de sonido.
Otra tormenta fue la de Fuck Buttons, que tiraron de todas las frecuencias posibles a 120dB a ver si los de abajo nos enterábamos de quiénes estaban allí. Momento para muchos: Olympians. El último apunte positivo de la noche fueron American Men, que rescato de esa showcase de LuckyMe, que tocaron para un público más bien reducido -y es que en la sala de al lado estaban Dizzee Rascal y Caspa-. Continuo sorprendido por una banda que se arriesga en estos dias a tocar en compases irregulares y termina en una discográfica prominente de hiphop, hecho que me alegra.
En fin, esto es lo más relevante a nivel personal de un Sónar que acabé con un regusto algo agridulce por esa substitución de Mike Slott, pero que por regla general fue de lo más provechoso. Ale, a reposar oídos para la próxima edición.
Pero anécdotas al margen, no puedo ser negativo -como otros que pululan por este mundilio- con un festival que me ha descubierto material la mar de interesante, y me ha traído a este lado del charco gente como Nosaj Thing o Flying Lotus. De base, eso sí, se puede detectar la prominente preferencia del público por la faceta diurna del festival. Muchos ven su variante nocturna con algo más de recelo, algo que no acabo de entender. Gente como Jónsi no se pueden plantar en el SónarVillage así por las buenas. Querría apuntar, eso sí, que la showcase de LuckyMe no me acabó de cuajar, sobretodo con la substitución de Mike Slott por Lunice, un chaval al que no le quito su mérito, pero que no me atrajo en absoluto. Pero por orden...
Obviando el jueves, día que no asistí, el viernes en el CCCB se presenció una tarde de música de las más chulas que recuerdo. Primer punto para Lucrecia Dalt, una chica que se lo monta muy bién (con la ayuda de dos iPods con los que remota un Mac, que me parece una idea estupenda, era una cuestión de tiempo). Lo que sonó fue algo así como si The XX algo más electrónicos, y quizá al final, no tan oscuros, se hubieran tomado más en serio lo de hacer música. En serio. Otro destacado fue bRUNA, que encuadrado dentro de la showcase de spa.RK también se monta el set a base de mezclar en directo temas de su último disco y otro material muy cautivador.
La segunda parte de la tarde fue una fiesta en toda regla. Empezando por lo ochentero de Shake Aletti, pasando por los más populares New Young Pony Club y dos delícias, cada una a su modo. Primero, lo abstracto de Nosaj Thing, apoyado en un show visual a base de blanco y negro, y después, lo casi-dance de Delorean, que pusieron a la gente a saltar como condenados.
De lo nocturno, me quedo con Air y Flying Lotus. De los primeros, porque me quito una espina bastante grande, y porque los temas tenian ese plus de apoyo en un batería de verdad. Air ganan en directo minutos a sus canciones a base de crescendos y nuevas partes que convierten sus conciertos en otra cosa que tiene poco de ambiental. De Flying Lotus, ahora entiendo la devoción que tiene Thom Yorke por él. Presentó una sesión versátil, tocando todos los palos con bastante maestría, desde partes casi free-jazz, pasando por material propio o por pequeños pedazos de otros encajados con precisión suiza.
Lo del sábado fue un dejarse llevar. Y dió resultado. Vaya que sí. Saqué la libreta y anoté a un Jimi Tenor que me sonaba, pero que como un titán aguantó el aguacero que se dejó caer a media tarde en Barcelona con su sección de vientos al lío, y aprovechando la lluvia para hacer broma. Otros en la columna de interesantes son Post War Years, que hacen como si Late of the Pier olvidaran su faceta más melódica, pero manteniendo su espíritu más experimental sobre esa base de rock/pop y sintes. 5 estrellas para el bataca y el temazo Soul Owl. Por último, alucinante el set de The Slew con Kid Koala. Cualquiera que se tapara los ojos podía oir una banda de rock clásico y al buscar con la vista encontrarse a dos tios con sus respectivos platos, a un bajista y un batería. Repito, alucinante.
Y por la noche, más o menos lo mismo. En busca de más perlas. Primero con Jónsi, garantía de calidad. Y que, almenos, a servidor, no defraudó. Obviamente, el islandés repasó integro y en otro orden su primer trabajo en solitario. Lo no tan obvio fue, a parte de lo sublime de la música, la puesta en escena con un final que metía al público en una enorme tormenta de nieve y de sonido.
Otra tormenta fue la de Fuck Buttons, que tiraron de todas las frecuencias posibles a 120dB a ver si los de abajo nos enterábamos de quiénes estaban allí. Momento para muchos: Olympians. El último apunte positivo de la noche fueron American Men, que rescato de esa showcase de LuckyMe, que tocaron para un público más bien reducido -y es que en la sala de al lado estaban Dizzee Rascal y Caspa-. Continuo sorprendido por una banda que se arriesga en estos dias a tocar en compases irregulares y termina en una discográfica prominente de hiphop, hecho que me alegra.
En fin, esto es lo más relevante a nivel personal de un Sónar que acabé con un regusto algo agridulce por esa substitución de Mike Slott, pero que por regla general fue de lo más provechoso. Ale, a reposar oídos para la próxima edición.
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