Muchos fuimos los que en su concierto de despedida en Razzmatazz nos sentimos huérfanos e incluso soltamos alguna llagrimilla pensando quién les supliría en el pedestal de los grupos favoritos.
La voz de Shuarma es, ha sido y será siempre maravillosa y emocionante de disfrutar (y eso no habrá nada que lo cambie) ya que nos pondría con el vello de punta cantando incluso afónico. Y claro, ante tal premisa y con nuestros deseos de verles reunidos, este trabajo es todo un ejercicio de reencuentro, una suma de cariños, y ante todo un puñetero discazo.
Títulos marca de la casa como No Me Busques, con unas guitarras sorprendentes más propias de los heavys; la hermosa presentación de Equilibrios, con la que admito que sentí algo verdaderamente bonito al escucharla por primera vez; el muro sonoro que nos proponen en 10000 Formas, que debería abrir incluso las mentes del público indie más absurdamente elitista, o la escuela Robert Smith de la titular El Rinoceronte, vencen y convencen incluso a esos que se miran lo de los retornos con cierta suspicacia.
Pero una banda capaz de escribir piezas tan rematadamente bonitas como Ya No Hay Nada Más Que Hacer debe estar para siempre en nuestros corazones si, pero sobre todo en los escenarios y que no nos priven de disfrutar de una las gargantas más prodigiosas de nuestra música y de estar escudada por esos amigos que la entienden y la suman a su forma de tocar para crear cosas tan bellas como esta. Sean ustedes de nuevo bienvenidos...
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ResponderEliminarUna de la críticas más bonitas y acertadas que he leido. Totalmente de acuerdo, la voz de Shuarma es única, no se parece a ninguna otra, y llega a todos los sentidos y directa al corazón. Es impresionante, y el último disco, redondo, perfecto; las canciones que mencionáis son las que más me gustan, junto con Aún más alto, que no me canso de escuchar....gracias.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Celia, así da gusto opinar sobre lo que sea :)
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