A veces de la forma más surrealista posible se puede acabar metido de lleno en un bucle de sintetizadores, hombreras y pelos cardados, todo esto sin venir a qué.
Me hallaba yo buscando en la habitación-desván abandonada de lo que sería mi humilde morada, un chaleco para la boda de un amigo (inconsciente él) y encontré unas revistas PRONTO, del año 1985 para ser más exactos. Dentro de ella y a modo de sección habitual y más concretamente en las páginas 66-67 y juntamente con la revista Super Pop, nos enseñaban que se cocia en el cotarro musical y en las listas de ventas de discos y singles de la época.
La cantante del año, según la revista era la "puber", Tina Turner, en auge gracias a su disco Private Dancer y en el cancionero nos regalaban canciones de, por ejemplo Jose Luis Perales y su inmortal hit, Samaritanas del amor, dedicada a las señoras de vida alegre. También habia lugar para biografias de unas 20 lineas, cómo la de Phil Collins, Pia Zadora (de la que ahora voy a hablaros), Limahl o un jovencito de fino cutis y mechas llamado George Michael.
Pero la chicha real eran las listas de éxitos, copadas por entonces por Amante Bandido de Papito, Never Ending Story de Limahl, o la grandiosa e imaginativa Woodpeckers from Space de Video Kids, canción que no quedaría nada rezagada al lado de cualquier tema de MGMT, por poner un ejemplo. También asomaban la cabezita, con ese temazo escrito por Carlos Berlanga, Deseo carnal, Alaska y Dinarama. O yendo más lejos, un actor guaperas, salido de la cantera de la serie Dinastía, Al Corley y su temazo Square Rooms petándola a base de bien.
Pero dónde queria yo llegar es al hitazo por excelencia, a mi humilde parecer de la época e incluso diría que de forma atemporal, ese tema de Pia Zadora, antes nombrada en este artículo, a dúo con Jermaine Jackson, hermanísimo de Jacko, de nombre When the rains begins to fall, que debería estar petándola aún en cualquier discoteca de nivel que se precie de serlo.
Podría seguir con Centerfold, de J.Geils Band, Jessie's Girl de Rick Springfield o el mítico Love is a battlefield de la que ahora debería ser un mito a la altura de Debbie Harry de Blondie, la divina Pat Benatar, pero no lo voy a hacer, porque estas cosas, si son en pequeñas dosis no empalagan, pero en demasía, pueden provocar, así a bote pronto, subidas de azúcar o sobredosis de laca y la capa de ozono no está para estos sustos.
Ahí queda eso. Yo me lo he pasado pipa con estas canciones. ¿Qué más puedo pedir?
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