Su lírica a veces surrealista y a veces demasiado real lo hace necesario para formar parte del imaginario musical de servidor de ustedes, damas y caballeros.
En Los Movimientos, quizás su disco más pop, o más accesible, ya que pop lo ha sido siempre, Abel Hernández esconde tras sonidos cristalinos, flotantes y melodías perfectas con la dosis justa de épica, momentos de absoluta belleza como "si tu pudieras ver, si alcanzaras a mirar, verías mis moléculas bailar, tormenta mira al son de tu oscura canción, tu tempestad es lo que quiero amar" en la hermosa Tempestad.
La muy british Exteriorización Del Cuerpo Astral, que suena como los Blur de 13, donde suelta perlitas como "cuando desperté después de aquel sueño de años y años, quizá más de cien, oscuro era el pozo donde me encontré y en sus dulces aguas yo solo veía fugaces reflejos que quise creer de tí", muestran que estamos ante un artista de talento abrumador, cosa que muchos ya teníamos presente de hace mucho tiempo.
Testigo Luminoso, que musicalmente son dos canciones encerradas en una, en la que muta y muta hasta la explosión final; o Stockhausen, que me parece apasionante en todos los aspectos, confirman y requete-confirman que "los movimientos" de este artista siempre son hacia adelante, y que si Madrileña era magnífico, este es sublime, y que solo pronostica más grandes momentos en capítulos venideros.
La portada no engaña, es un disco bonito sin contemplaciones que valgan...
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