A la hora de afrontar un tributo, y más en este caso, con los fanatismos que acarrea el grupo y el frontman en cuestión, es siempre demasiado arriesgado, y más cuando los que osan versionarles son Macaco, Danza Invisible o en los últimos tiempos decadente total, Andrés Calamaro, el cual destroza bastante el recuerdo de Maldito Duende.
Lo bueno viene cuando ves en los créditos que también participan gente con punto de vista externo, de sonido opuesto totalmente y empiezas a creer que a lo mejor se le puede sacar algo de jugo al "fregao" en cuestión.
Los aciertos en vienen de parte del argentino Ariel Rot, que hipervitamina Sácame de aquí; de el grandísimo Iván Ferreiro haciendo suya De mayor; Quique Gonzalez, capaz de hacer más melancólica si cabe El viento a favor; Loquillo dándole nueva vida a Apuesta por el rock'n'roll de su colegui Gabriel Sopeña; o ese personaje único que es Raphael cantando ese tema que le escribió para uno de sus discos el mismo Enrique, la superviviente Desmejorado.
Los desastres, aparte del ya citado de Andrés Calamaro y demás, vienen cuando Bebe se pone a cantar con su voz de beoda hiperfumada El boxeador; Aterciopelados hacen aún más soporífera La chispa adecuada; Depedro trata de apoderarse de El extranjero, un himno para muchos, y la acaba aniquilando; o Pereza, que aunque hacen medio dignamente Los restos del naufragio, la cagan con su voz de estar a punto de sacar las papillas de cuando eran peques. Quizás un poco menos de pose y algo más de talento les habría venido bien para sacar la papeleta con óptimos resultados.
El resto pasa sin pena ni gloria, a pesar de contar con artistas contrastados como Adanowski, Ximena Sariñana o Zóe. En fin, otro de esos tributos con demasiados altibajos.
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