Es una pena en muchos casos el exceso de información, el exceso de discos entre manos, y el excesivo afán personal de seguir devorando a veces, más música de la que uno puede abarcar.
Eso me pasó con este disco del pasado año de esta diva 90's, y que con este trabajo huele a esa década para servidor de ustedes prodigiosa, desde la mismísima portada.
Muchos aún recordamos ese Spin the bottle de la soundtrack de la entrañable (y algo desfasada) ahora película emblema de la Generación X, Reality Bites, pero aquí demuestra que sigue tan guerrillera y quizás tan "peterpana" como entonces.
Está claro que este disco no marcará la historia de la música, ni tan solo creo que aporte nada excesivamente diferente a su discografía, pero si que contiene en su interior algunas canciones de esas que esperamos quienes la seguimos.
Es el caso de la pegadiza Taxicab, de tonada perfecta y que se beneficia de esa voz tan personal de la Hatfield para no sonar parecido a nada aunque pueda parecer a todo; Don't Wanna Dance, dulce y guerrera a la vez y con nada que envidiar a Tennage Fanclub; la briosa Candy Wrappers, para mi la más redonda del disco; o las más tiernas, la maravilla acústica Change The World y la que titula el disco,There's always another girl, que bien podría haber sido de otra diva de esa década como era Lisa Loeb, simplemente nos conquistan por su normalidad y su frescura de eterna adolescente que se niega a crecer.
Las demás navegan por una especie d AOR anódino y algo de relleno, salvo en contadas excepciones, como la country-pop Stray Kids, que si bien no llega a la altura de las citadas, gusta sin molestar.
Dulce regresión...
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