Tras el más íntimista Fins Que La Mort Ens Separi, Jaume Pla regresa a la escena con un disco totalmente diferente, en el que las guitarras desaparecen para dar paso a los sintetizadores y a una instrumentación más electrónica, cosa que tal vez descoloque a algunos fans puretas.
Creo que el camino de este Sacrifiqueu A La Princesa tuvo sus primeros pasitos con el ya clásico de la banda, Eufòria, que probablemente no hubiera desentonado para nada aquí, y que parece una buena puerta de entrada a La Promesa, un hit single sorprendente, fresco y adictivo como pocos.
Decir que he conseguido total empatía con la letra de Bosc Cremat, de una naturalidad pasmosa y un bofetón de realidades que te da en toda la cara, pero es que además con canciones que suenan como la traviesa A.I.L.O.D.I.U. ; con el embrujador groove de Un Petó Per Cada Cicatriu (¡que le den el Grammy de Daft Punk ya!); el toque Portet de Teranyina; o la que contiene las guitarras más evidentes, y que relata las posibles 24 últimas horas del rey del rock, Elvis (Últim Día) son suficientes razones para rendirse a este disco.
Sorprenderá también el "nostrat" 23 D'Abril, cercano a las sonoridades experimentales del Beck de Odelay, y con un Mazoni desenfrenado y libre. Creo firmemente que con este nuevo trabajo tal vez consiga abrir vías en el tal vez un muy poco arriesgado pop actual (al menos el que más se ve) en catalán, y sinó llega a eso, seguro que le dará a este repetidas, y repetidas, y repetidas escuchas.
Llámame fan purista, pero ni en directo ni en el mismo disco me ha convencido en absoluto. Creo que ha puesto muy por encima la forma, los sintetizadores, en lugar del fondo, las canciones, y no sale airoso -en absoluto- del intento.
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