Poco a poco (años ha costado) y gracias a la página, me he ido abriendo a otros sonidos más allá del pop redondo de tres minutos, mi auténtica base preferencial por encima del bien y el mal.
Y esta infidelidad ha venido gracias a bandas como Blusa o Unicornibot, que aunque son diferentes entre si, me he acercado recientemente, y de lo que me siento bastante orgulloso tras ello de no continuar con esa cerrazón, en algunos momentos absurda.
No vengo a decir que ahora me haré adorador del post-rock ni del ruidismo ilustrado, pero si defensor a ultranza de este ¡Toca Breakbeat, Perro!, un disco de título diría que genial, y que te va atrapando y envolviendo con sus notas de forma inmediata a la par que progresiva.
Arcoflecha, a día de hoy mi favorita, con ese punteado emocionante de la guitarra y capaz de derretir el hielo del polo; la casi jazzística Esqualo, en la que noto cierta influencia de mi admirado Lalo Schifrin; la fuerza noise de Aruba o la impactante navajo, la que no he podido dejar de imaginar con la voz de J de Los Planetas, son credenciales suficientes para rendirnos ante el poderío estos sevillanos.
Un despliegue de fuerza, sentimiento, y un poder envolvente presente en todas y cada una de las canciones de este, un disco imprescindible para los amantes del rock experimental y una de las grandes y gratas sorpresas en lo que va de año. No les perdáis la pista...
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