Un trabajo redondo que gustará a los que se hicieron fans de La canción de tu vida del disco anterior, de los seguidores de Alaska y Dinarama o Carlos Berlanga, o incluso de los que se paran cuando ven a un gitano con cabra, organillo y trompeta cuando van por la calle.
Porque aunque suene más limpio que sus trabajos anteriores, no abandona el amateurismo, ni el sonar tan básico cómo podria hacerlo en una maqueta, ya sea por falta de presupuesto o por modus operandi.
Dentro, canciones sublimes como Todo lo bello es gratis, Ritmo Mágico, Siento que muero o Diririrí Diririrá harán las delicias de sus seguidores más acérrimos e incluso conseguirá que aune nuevos adeptos, al menos eso espero o deseo. También decir, que me emociona y me enorgullece, que sea el segundo disco suyo que reseño, cosa que significa que seguimos al pie del cañón y que el no deja de entregar material nuevo.
Esperemos que haya Crepúsculo para rato, y hablo de Joe, no de la dichosa película de vampirillos teenagers.
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