Tributo personal a uno de los grandes, denostado por culturetas y relamidos sabiondos de lo cool, solo por ser una de las más representativas figuras de eso que se llama canción del verano.
Este recopilatorio, me temo que extraido vilmente de un expositor de gasolinera, y lo digo por su título, está cargado de diversión, de ironía, de amor y de buen rollo total, cosa que los jovenes músicos eruditos nunca tratan de buscar para desgracia de muchos.
Reivindicar canciones como Soy laburante, con párrafos del calibre de "soy laburante y tiro pa' delante, lo que como me lo gano con el lomo"; aunque más tarde giró la tortilla y nos vendia que era una lata el trabajar, jejejeje. ¡Viva la contradicción (o la ausencia de ella)!.
Sentimientos de lo más naïf en El amor, "el amor no es un invento, es algo que está en el pensamiento..."; en Con amor o sin amor, aquí muy a lo Tom Jones gracias a la sección rítmica y de vientos y frases como "voy a enlazarte el corazón, voy a amarrarte junto a mí, porque no puedo separarme más de tí", simplemente redondas, aunque también de lírica muy Gloria Fuertes; la increible historia de Amor de flacos, canción que ya desde el pricipio te apetece bailar haciendo el trenecito; o los ramalazos rumberos de El frescales y el himno inmortal que es El Tio Calambres y su entrañable y beodo tartamudeo; amén de esa canción que duele en el alma a los immigrantes de su país, y que bueno, supongo que a cualquiera que acaba añorando su tierra, que es Cuando salí de Cuba.
Escuchando estas canciones, expulsas mucha tonteria de encima, te da por ignorar a totalmente a la gente que vive de la apariencia musical (que es demasiada), y sobre todo te hacen desconectar del mundo con una sonrisa. ¿Necesitamos más?
Un artista y un showman de los que ya no se hacen.
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