Hay veces que solo queda decir eso de "se podría ser más bueno, pero sería pecado", como es el caso que nos ocupa.
El grupo de Matilde C. Tresca y Carlos Ynduráin (ex-Portonovo), atrapan irremediablemente desde el primer acorde de ese temazo Oscilobatiente, el primero con el que me topé yo, y luego, que me encandilarán con sus canciones una a una ya fué pan comido.
No he podido más que sentirme identificado con parrafadas del calibre de "yo no soy feo, algo incómodo si acaso" de la canción Sí que es guapo (sería estúpido negarlo), por el que planea el espíritu de Family, lo mismo que en El verano no nos quiere; y remata con el espíritu punk de La sabiduría de Occidente (en cada una de sus palabras), donde el dilema trascendental de ser papi acaba siendo un manual de auto-ayuda, a gente que como yo no queremos aportar "semillitas", haciéndonos un lío con lo que hacer y no hacer.
Canción sobre la paranoya del yo en Sentido y referencia, donde son capaces de verse en primera y tercera persona a la vez; y sobre todo, también en la escritura, la influencia de un genio como era Carlos Berlanga, en canciones como El Correo Del Zar "lo ha dicho gente muy cabal, lo ha dicho Radio Nacional y esas amigas tuyas que nunca he podido soportar" o al bueno de Guille Mostaza de Ellos (otro genio), y su fina ironía en Los Pares Mínimos, temazo que iniciándose con sentencias como "es que prefiero tus zapatos a tu sistema neuronal", no podía aportar nada malo.
Letras y canciones inteligentes y bailables a la vez, que quizás por el cruel y despiadado mundo del "interné", no degustaremos como es debido (aunque yo no paro de escucharlos de momento), pero creo que con el devenir del tiempo, discos como este, acaban conviertiéndose en clásicos de culto.
Confiaremos en una estúpidez mínima de la ciudadanía y que valoren como merecen a estas Vidas Ejemplares. Podéis disfrutarlas en su bandcamp.
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