Para servidor que tiene cierto reparo a la hora de afrontar esa etiqueta a la que se llama mestizaje, más que nada por los desastres que se han hecho en su nombre, Ordenando El Ruido este disco de Maranta es casi una especie de reconciliación.
Y lo es por la forma de afrontar las canciones, como en el single de presentación que es Aprendiendo A Vivir, con unos tintes de rock épico que sumados a un ritmo reggae de lo más apetecible, lanza proclamas positivas, que sin ser lecciones de vida, ¡coño lo que ayudan!.
De forma más acústica en el arranque y con final festivo reivindican en Quiero a la buena gente y a las pequeñas cosas de la vida en las que normalmente no reparamos, cosa por la que se merecen todo mi respeto a base de ramalazos funkoides y brasileños como los de Ara Ve Ara Samba, título que me hace pensar en los añorados Dusminguet, nos ponen a mover el cucu de lo lindo; o Volver, un pop-rock de toda la vida, nutrido de su poco de raggamuffin y unas gotas de ritmos jamaicanos son las muestras más evidentes de lo que destacaba en un principio.
Una banda con criterio, hijos de su tiempo y con un mensaje necesario en estos días, que seguramente y si no se dejan llevar por llenar salas como otras bandas con demasiado éxito que se limitan a explicar la inmensa cantidad de porros que fuman y otras mierdas, estaremos hablando de todo un referente en su estilo, tanto para crítica como para público, y en eso anda la cosa.
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