Ah, la investigación en la música conduce por los senderos más luminosos. Uf, qué bíblica me ha salido esta frase, pero la verdad es que sé a lo que me refiero. Llegar a Wax Stag fue pasarse un dia por la web de Warp, descubrir a unos tal Bibio (de los que hablaré en breve) y descubrir un remix en su (desde hace pocos dias) penúltimo corto The Apple And The Tooth del tema Sugarette. Lo más curioso del caso, es que uno de los temas del disco ya aparece en el reconocido recopilatorio de Hot Chip, DJ Kicks.
Hablando ya de lo que da de si el disco, pensé a los dos minutos de la primera escucha que las bases rítmicas eran similares a las de Friendly Fires, y fue más mi sorpresa cuando descubrí rascando la superfície de lo que es Wax Stag, que Rob Lee (su único miembro) es su bajista y percusionista (a parte de también colaborar con otro de los grandes de Warp, Clark).
El sello esta ahí; la forma por eso, es totalmente diferente. Wax Stag es chiptune y sinte 100%, y no por eso pienso en YMCK. Mientras los japoneses usan los trastos electrónicos para hacer bases que acaban en temas pop, Lee crea temas instrumentales con un carácter propio muy marcado (alejado al final al sonido en general de los Friendly Fires) y de melodías que para nada son las de un videojuego, al menos, desde mi punto de vista. De hecho, por parecer, se asemeja más a lo que firma Deastro cuando crea temas instrumentales.
Exprimir el jugo de los trackers y sonidos de commodore de la manera que lo hace Wax Stag es entender todos estos aparatos como meros instrumentos, sin sonidos que puedan sonar al cliché de Super Mario saltando y recogiendo una moneda (bueno, algún momento tiene, pero no es relevante). El disco es una preciosa obra de arte entre temas bailables y paisajes de arpegios de corte sutil y comedido.
Os dejo con mi preferida, And How. O escucha el disco en Spotify.
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