Difícil tarea la de hablar de Hidden, el segundo disco de These New Puritans.
Tocaron con las manos el cielo del hype con ese pepinazo que era Elvis, y todos los que se hicieron fans del grupo por ese tema, mejor que se olviden de este, o sino que abran mucho las orejas, porque la cosa no se pone fácil y se alejan de ese culdesac que es la etiqueta del post-punk bailable.
Meted en una batidora a Liars,una sección de vientos, un coro infantil, Massive Attack, unos tambores taiko, y lo que haya de talento y es el resultado de lo que nos ofrecen en este trabajo.
Nos queda un producto bastante inaccesible para las grandes masas, pero consiguen atraparnos desde ese punto complicado del magnetismo atmosférico, los silencios y el ruidismo ilustrado. Tal vez después de esto podamos decir que el tal Jack Barnett es un genio, incluso que es un loco o un flipado de la vida, lo que está claro es que no dejará indiferente a nadie que se atreva con tal artefacto.
Maravilloso el arranque con Time Xone, (evitemos chistes fáciles), y singlelazo de mil pares de cojones como es We want the war, hermanado con las joyas de los Battles, con esa fusión extraña de hip-hop, dance-hall y atmósfera tétrica.
Si aquí no te has quedado de pasta de boniato, sigue con Fire Power, un taladro constante que te agujerea las neuronas, o 5, una delicia naïf que nos puede recordar sanamente a esas maravillas que hace Pascal Comelade o Three Thousand, otro ejemplo de tetricidad y terror, con unas voces que parece que nos están avisando de la llegada del fin del mundo.
Si estás preparado para tomartelo con calma y a pequeños sorbos, este es tu disco, amigo.
Tocaron con las manos el cielo del hype con ese pepinazo que era Elvis, y todos los que se hicieron fans del grupo por ese tema, mejor que se olviden de este, o sino que abran mucho las orejas, porque la cosa no se pone fácil y se alejan de ese culdesac que es la etiqueta del post-punk bailable.
Meted en una batidora a Liars,una sección de vientos, un coro infantil, Massive Attack, unos tambores taiko, y lo que haya de talento y es el resultado de lo que nos ofrecen en este trabajo.
Nos queda un producto bastante inaccesible para las grandes masas, pero consiguen atraparnos desde ese punto complicado del magnetismo atmosférico, los silencios y el ruidismo ilustrado. Tal vez después de esto podamos decir que el tal Jack Barnett es un genio, incluso que es un loco o un flipado de la vida, lo que está claro es que no dejará indiferente a nadie que se atreva con tal artefacto.
Maravilloso el arranque con Time Xone, (evitemos chistes fáciles), y singlelazo de mil pares de cojones como es We want the war, hermanado con las joyas de los Battles, con esa fusión extraña de hip-hop, dance-hall y atmósfera tétrica.
Si aquí no te has quedado de pasta de boniato, sigue con Fire Power, un taladro constante que te agujerea las neuronas, o 5, una delicia naïf que nos puede recordar sanamente a esas maravillas que hace Pascal Comelade o Three Thousand, otro ejemplo de tetricidad y terror, con unas voces que parece que nos están avisando de la llegada del fin del mundo.
Si estás preparado para tomartelo con calma y a pequeños sorbos, este es tu disco, amigo.
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