Quien, como yo, tenga todos los discos de esta adorable y misteriosa señorita (y porque ella quiere), estará de acuerdo que este es demasiado pa' dentro.
Se inicia en el idioma de Cervantes discográficamente, pero no lo pone nada fácil. Nos entrega un material de atmósferas tétricas y asfixiantes, lo cúal no le dejará sonar en 40 principales casi seguro, salvó en el tema que titula el disco, tal vez la más accesible de este trabajo y sabiamente elegida como single de presentación. Todo y con esto, a mi el disco me encanta, me recuerda sanamente a ese grandioso disco de Fang, My black dress, lamentablemente perdido en el olvido.
Canciones preciosas como Me tiene que doler, con un timbre de voz que recuerda a Bebe, Como un animal, otra canción preciosa, de esas que consiguen atraparte de principio a fin, Con un puñal, con ese sútil piano jazzie, fiel acompañante de su voz susurrada y como ya he dicho, la exquisita El último primate, la única concesión a su discográfica para vender minimamente el disco en esta época de discos de usar y tirar y mierdas de radio-fórmula, repetidas una de la otra. Debería ser de orgullo nacional, que aún queden artistas con agallas, con personalidad propia y que asuman riesgos comerciales, aunque en este caso, casi sea por tendencia.
Me quito el sombrero ante ella.
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