Antes que nada deciros que he tardado en reseñar este disco por la sencilla razón que llevaba muchísimo tiempo esperando que apareciera. Quería tener el gustazo de paladearlo como se debe y meterme en ese mundo onírico al que nos transporta Raül Fernández con sus letras y esa voz sedosa.
Para servidor es este el que merecerá el número 1 en la lista de la mejor del año nacional, y si mucho se me aprieta, también de la internacional.
Canciones como templos, pequeñas joyas de orfeberería musical del calibre de Torpe, que musicalmente por alguna razón me transporta a un tiovivo y con una letra en la que me he sentido más que identificado.Para servidor es este el que merecerá el número 1 en la lista de la mejor del año nacional, y si mucho se me aprieta, también de la internacional.
Es eso lo que me gusta de Refree, el poder de viajar sobre su voz, que te lleve a los lugares que nos quiere enseñar, que nos dibuje una sonrisa con Al senyor Beltrán (Tranu, un saludo), con unas gotitas de ironía, picardía y algo de costumbrismo.
Otra de mis favoritas es Buen tío, con ese banjo, o en su defecto mandolina, que ya de por siíte atrapa y te hace entrar ganas de mascar tabaco, y acabas llegando al final del tema haciendo palmas casi sin darte cuenta.
No puedo negar que las canciones me han gustado todas, como estaba claro que iba a pasar, pero claro, Mil i un possibles finals, con sonido marca de la casa, esta vez con algo de épica, es simplemente irresistible y nada más arrancar, a mí ya me pone los pelos como escarpias.
Para servidor, mucho más que un disco, un sentimiento. Magia en pequeñas dosis... o como quiera llamársele.
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