Hacía años que se comentaba que el iluminado Danger Mouse buscaba hacer su disco inspirado en las bandas sonoras de los ninguneados spaghetti westerns.
El proyecto se ha hecho realidad y lo hace mano a mano con el compositor italiano Daniele Luppi y crean una soundtrack para un film inexistente, con unos resultados totalmente sorprendentes.
Si con esto no teníamos bastante para ceder ante esta joya, se nutre de dos invitados de lujo como Norah Jones, en Black, dónde su voz está practicamente irreconocible por su marcada personalidad, aunque eso comporte que nos recuerde a los Morcheeba de mitad de los 90, misma impresión en Season's Trees, con unos arreglos de cuerda que elevan el buen resultado al conseguir una atmósfera más que adecuada en la unión de música y voz; y remata su aportación en Problem Queen, la más movida del lote, muy en la línea bucal de los últimos The Cardigans, y con unos "lalalas" irressistibles.
El otro convidado a la fiesta es Jack White, que también aporta sus tres granitos de arena, primero en la exquísitez de The Rose With The Broken Neck; luego en Two Against One, quizás en la que asoma más su personalidad; y en la última del disco, The World, tema adecuado para la ansiada escena del duelo final que todo western, aún y rodado en Almería como el de Chiquito, debe tener.
Pero no solo de colaboraciones vive el hombre, y menos un fiera como Danger Mouse, y nos sobreexcita, en la principal Theme Of Rome, donde en cualquier momento esperamos la aparición del joven Clint Eastwood llegando al pueblo saqueado y escupiendo tabaco, así en plan machorro; o en la preciosa Roman Blue, perfecta para la secuencia en que cabalgan por las montañas y la sed les ataca y la matan con whisky, mientras son vigilados secretamente por unos apaches desde los matorrales.
Puntazo a lo Eric Burdon & The Animals en la espectacular The Matador Has Fallen, que parece un tributo instrumental a The House Of The Rising Sun, para servidor la mejor de este maravilloso trabajo musical, en el que es tan necesario jugar mentalmente y ponerle nosotros esas imágenes que ellos nos transmiten e insinuan.
Si Sergio Leone estuviera vivo y en el ajo, seguro que les encargaría algún trabajillo, ya que al gigantesco Ennio Morricone le han salido duros competidores; y me supongo que no pasarán desapercibidos para Quentin Tarantino y el proyecto pistolero que tiene entre manos.
Degustadlo, paladeadlo y vividlo, no hay otra manera mejor de afrontar esta obra de arte musical, ni mejor ni peor que otras, pero sin el efecto fast food que nos tragamos continuamente.
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