A la alegría de disfrutar de nuevas canciones, hay que añadir la tristeza de que esta vez que estamos ante su disco de despedida, y eso ante tal demostración de talento, pues es realmente una puta mierda, para que vamos a engañarnos.
Y es que la lucidez de los textos que nos entregan en este primer Tú Siempre Ganas bordean la excelencia en canciones como la inicial La Bolsa O La Vida, que con el panorama político que tenemos bien podría ser su banda sonora, aunque más bien nos detalla esa increíble y complicada aventura de hacerse mayor; discurso más evidente y claro en ese increíble single que es La Vida Adulta, en el que encontramos trazos de la genialidad tales como "de no habérnoslo tomado tan en serio,¿quién nos hubiera salvado del tedio, del alcoholismo, de la desventura, del posmarxismo, de la droga dura?".
Amor absoluto lo que siento por El Punto Ciego, que musicalmente me lleva a McCartney, a Luis Prado, a Ben Folds Five, y que con su letra revindica esos momentos de paz tan mundanos pero tan necesarios; la contundente historia de amor de Como Vera y Vladimir; la magia acústica y resplandenciente que se produce cada vez que suena empastan las voces de Saray y Lolo en Sabes La Noche ("tengo miedo a la noche, pues la noche da miedo cuando viene con su rostro de betún"); o en Suiza, que nos hace recordar con una sonrisa a Klaus & Kisnki, a los que nuestros protagonistas siempre han reivindicado.
Un disco del que se te llena la boca al hablar de él, cargado de canciones imponentes, de lucidez y de verdad en todas y cada una de sus notas y sus letras, que nos deja esperando impacientes su remate, que será un single en verano, y la segunda parte un poco más adelante. A modo de despedida, decir que nos hubiera encantado tenerlos también en nuestro último disco del verano, algo que sería como cerrar un círculo, ya que les tuvimos en nuestra segunda aventura estival, y realmente y con lo fans que somos, hubiera sido todo un lujo.
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