Que un disco arranque con un pepinazo como Pirates ya me parece de entrada toda una declaración de intenciones. Una canción que lo tiene todo, desde épica, fuerza, pausa, e incluso una sección de viento que alimenta y descoloca a los que de entrada le colgábamos la etiqueta de post-punk.
Y eso es lo bueno de estos mallorquines, que consiguen sorprender sin apenas esfuerzo con canciones que son todas ellas quiebros de cintura sonoros a quien sepa degustar de lo que nos proponen como es debido.
Y eso es lo bueno de estos mallorquines, que consiguen sorprender sin apenas esfuerzo con canciones que son todas ellas quiebros de cintura sonoros a quien sepa degustar de lo que nos proponen como es debido.
Así tenemos la suerte de disfrutar de temas como Under My Skin, que en algunos momentos nos puede hacer pensar en los momentos más contundentes de The Cranberries pero con una armadura sonora de lo más actual en la que destacaría esos sintes en caída libre.
No menos interesante es lo que nos proponen en Tick Tock, una pieza de electrónica-rock con alma y que no debería faltar en las sesiones de cualquier dj (de música alternativa) que se precie; o Wonder, capaz de embrujar a cualquiera con esa querencia pop recubierta de emoción y emociones. Además, me gustaría remarcar que todo el conjunto se beneficia claramente de una voz tan personal y con tanto carácter como la de Mireia Flores.
Una de las más gratas sorpresas de lo que va de año, que no pisan para nada esos caminos tan transitados (quizás demasiado) en nuestra música independiente y que conseguirán que el propio público se acabe aburriendo de ellos y de rebote a todo lo que albergue esa etiqueta. Diferencia, poderío y emoción, ¿que más queréis?.
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