Viaje de ida y vuelta Tortosa-Barcelona / Barcelona-Tortosa, para disfrutar por segunda vez en mi vida de un directo de este mañico fuera de serie.
El primero fue en La Mercé de hace unos años, el cual disfrute muchísimo, pero en este segundo, ya no eso, sinó que disfruté como un enano con la hierba haciéndole cosquillas en los huevos.
El primero fue en La Mercé de hace unos años, el cual disfrute muchísimo, pero en este segundo, ya no eso, sinó que disfruté como un enano con la hierba haciéndole cosquillas en los huevos.
Si Raúl es un frontman fuera de serie y fuera de toda duda, el resto del grupo no se quedan cortos, en especial el carismático batería, su tatuaje espectacular de un cassette en el brazo, y su forma de irse del perolo de lo lindo, pero que al fin y al cabo es el corazón del equipo, como bien dijo en la presentación del grupo.
Eramos pocos, diría que los privilegiados, y Pecker conectó ya desde la primera canción con todos los asistentes con esa sonrisa sincera que tiene siempre en su rostro. Fue desgranando todas sus perlas, desde Surfeando magnolias, a Me quemas bastante, de Astronauta 7 a Encantadora Lunática, pero para servidor hubo tres momentos cumbre, por tres motivos, que ahora enumeraré.
El primero, con Treinta y cinco, en la cual me metí dentro (y aunque yo cumpla los 32 en agosto) hice mía. Segundo momento cumbre; El hombre efervescente, que casi me hace soltar la lagrimilla, por el climax íntimo que logró a pesar de lo divertido y bailongo de su repertorio,; y para rematar, la grandiosa cover de I wanna be a boyfriend de The Ramones, ukelele blanco en mano y que se negó a tocar si no había alguien que saliera a bailar con el hula-hop. La respuesta fué inmediata, y una chica del talante de Axl, jejejeje, la lió de lo lindo mientras Raúl se recreaba a base de bien con su precioso ukelele (yo quiero uno, pero rojo, jejejeje).
Solo destacar una nota negativa de la sala, bueno una no, dos, los seguratas burros y desinformadores, y el precio de las cervezas, que valían 7 euros, cómo si tuvieran un baño de oro puro o algo parecido, pero bueno, ni tan solo eso consiguió empañar el conciertaco de este "hombre invisible" que se merece el éxito que tiene, y que seguro va a incrementar a lo largo de su carrera.
Os pongo también la foto donde podeis ver la representación "telúrica" al concierto y decir las veces que haga falta: gracias Raúl. Fue todo un placer conocerte y comprobar in situ, que aún queda gente humilde en el mundo este del faranduleo.
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