¿Tenéis entre manos ese disco imprescindible para arrancar bien el día?. Pues sea cual sea la respuesta, la mía es que si. Y además con sonrisas que se dibujan de oreja a oreja.
La cantautora Luthea Salom, aparte de ser una persona encantadora, parece que tenga poderes mágicos cuando le das al play, y es que hacía tiempo que no me volvía gilipollas moviendo el cucu en la ducha, ni usando el peine a modo de micro (ahora diré que tampoco, no sea caso que pierda la poca reputación que me queda), con sus canciones cargadas de positividad, con un sutil toque de melancolía.
No se puede hacer más que rendirse ante canciones gigantes como Be Me, culpable de muchos de los "males buenos" que he citado antes, con la que el pie no puede hacer más que tener vida propia; la encantadora Happy, que con una instrumentación mínima y con la dulce voz de Luthea consigue llenar las habitaciones de luz; o 37 Kisses, en la que es fácil imaginar a Carrie Bradshaw escuchándola paseando por Manhattan, como seguro que hace para inspirarse nuestra protagonista.
Para quién la desconozca, tal vez una buena manera de entrar en su mundo es vía Blank Piece Of Paper, muy del estilo de la derechista Russian Red, armada de voz y guitarra, aunque tenemos clarísimo tras las múltiples escuchas a sus canciones, de que la señorita Lourdes no le llega a la suela del zapato.
De bonitas solo se pueden catalogar canciones como Tomorrow, donde da rienda suelta a la variedad de sus gorgoritos; y Signs, perfecta para mirar como llueve a través de la ventana transportado de sus acordes, recordando (o no), a quién se quiera (o no) recordar.
Y ese es otro de los logros de esta artistaza, conseguir crear imágenes de la nada, hacernos sonreír o ponernos tontitos sin que casi nos demos cuenta, y tenga o no el (merecido) éxito comercial, para mi, ya lo tiene ganado desde el primer segundo que su música fue directa a mis oídos.
Una gozada para los sentidos ya desde la mismísima portada...Me ha pegado fuerte, señores.
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