Cuando lo primero que escuchas de una artista es una inmensa versión del Hash Pipe de mis mitificados Weezer, prestas atención a cada respiración de quién haya hecho tal cosa.
Si encima le impregna un brío y una chispa totalmente refrescante del que carecía la original, ya entonces es lo que podríamos catalogar de miel sobre hojuelas.
Eso es lo que consigue la canadiense
Melissa Laveaux, que continua la estela de la citada versión con la chispeante Pretty Girls; o bebe del Beck más juguetón en Sweet Wood, pero que no consigue mantener el barco a flote con el resto del disco, en que se dispersa en estilos más reposados e inquietantes que personalmente creo que no le favorecen para nada.
Si sumamos además la peor elección posible en el single de presentación, con Postman, una (o la que más) flojea en cuanto al conjunto, te acabas quedando con las ganas, con esa sensación de lo que pudo haber sido.
En todo caso apunta maneras y seguramente acabará encontrando su voz propia en venideros trabajos y probablemente nos regalará momentos de felicidad. Por el momento yo solo sueño en poder ver un dueto con Rivers Cuomo cantando juntos Hash Pipe, que puede ser la monda.
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