Decidí que sería esta la canción elegida como el clásico de esta semana anoche, en mi enésima revisión del ya clásico moderno de Woody Allen, Midnight In Paris. Ya aviso que no puedo extenderme mucho hablando del autor, salvo que con esta preciosidad firmó una de las canciones favoritas de mi vida.
No podía entender y me cuestioné mentalmente la poca inteligencia que me pueda quedar por no haberlo hecho antes, pero los grandes lerdos ya se sabe que funcionamos así. Pero los errores están para subsanarse y dedicarle la sección es un caso flagrante de justícia poética.
Una de las melodías más hermosas jamás realizadas, la que Bechet nos regaló, y una genial idea la del genio de Manhattan incrustarla en las calles de la capital francesa, capaz de conseguir los sonidos más hermosos ya fuera con su clarinete o con su tenora.
Admito que yo descubrí a esta hombre viendo la película, pero desde ese día, cuando tengo ganas de desconectar del mundo y disfrutar a tope de mi sociopatía, siempre busco sus discos, y más concretamente esta absoluta maravilla. Prometo que funciona...
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