Saludos telúricos. Después de un mes sin reseñar nada vuelvo con el nuevo trabajo en solitario de Stone Gossard, conocido por la mayoría por ser uno de los guitarristas de Pearl Jam.
Mientras esperamos el nuevo álbum de los de Seattle, que saldrá a la luz a mediados de octubre, qué mejor que entretenernos con este disco.
Moonlander es el segundo lp de Gossard después de doce años de silencio desde su Bayleaf (2001). Debo confesar que este nuevo trabajo me ha parecido más accesible que el primero, lo cual no significa que sea de menos calidad.
De hecho es el producto de un proceso de selección entre las más de 50 demos que ha ido creando durante estos años. Demos que no han sido utilizadas ni para Pearl Jam ni para su otra banda, Brad.
Ayudado en algunos temas por su compañero y batería del grupo que lidera Eddie Vedder, Matt Cameron, así como de otros músicos, Stone ha terminado de dar forma a las demos escogidas. El resultado son las once canciones del disco, que ha sido grabado en sus propios estudios Litho, en Seattle, donde también han sido grabados álbumes de bandas afines como Soundgarden o los propios Pearl Jam.
Debo reconocer que en mis primeras escuchas el disco no me terminó de cuajar del todo, a excepción de algunos temas que me parecieron muy inmediatos. Es el caso de Both live, que me dió la sensación de ya haberlo oído antes, con ese piano saltarín y el fraseado rápido de Gossard en el estribillo, con un aire lejano al I will walk 500 miles de The Proclaimers.
También me gustó enseguida el tema que da título al disco, con ese aire eléctrico lento, las campanitas y esos coros en la parte central que parece que te lleven al espacio para aterrizar en la luna como su nombre indica. La casi nana folk Remain, que hace referencia a la que fue una amistad importante para el cantante también fué una de mis favoritas immediatas.
Y a partir de aquí viene lo más interesante y que me ha llevado a reseñar el disco finalmente. El resto de temas que quizá no veía muy claros me han terminando gustando todos. Battle cry y I need something different tienen energía a raudales. El primero de manera contenida pero con explosíón dentro de él, con coros incluídos y obligándote a hacer headbanging. El segundo con un riff seco que va marcando toda la canción y que consigue lo más difícil: no hacerse machacón.
En King of the junkies, que hace referencia a las drogas que tomaba Hitler, parece como si nuestro protagonista fuese Chris Cornell entonando el principio de Hotel California de Eagles. Sin embargo la canción sorprende con esa acertada tonada en el medio diciendo "the drum came before the blues", y con ese saxofón bajo un denso riff al final. Y es que durante el disco se oyen saxofones, clarinetes y otros vientos aunque pueda sorprender. Buena parte de culpa recae en la influencia que ha tenido en la grabación Hans Teuber, un multi instrumentista con quien había trabajado anteriormente haciendo versiones de Hank Williams.
Otros temas que me parecen clave son Bombs away, con ese paciente e interesante tempo que lo hace crecer sin fuegos artificiales, con vientos colocados sigilosamente y con esa frase tan interesante "when you live with a lie, bombs away"; también I don't want to go to bed, puede que el más siniestro del pack; y especialmente, Your flames, que ha acabado siendo quizá mi favorito. Éste habla de un sueño que tuvo el cantante en el que pegaba a su sobrino en contra de su voluntad. Se trata pues de un tema difícil que no obstante ha conseguido expresar de manera tierna y cicatrizante, llegando a emocionar.
El final del disco pasa por la simplona Witch doctor, cuyo mérito recae precisamente en su falta de complicación; y la tranquila Beyond measure, definida por Gossard como una especie de gospel de lo desconocido, haciendo referencia al gospel desde un punto de vista más bien agnóstico, no religioso.
Antes de terminar sólo comentaros que en este link podéis escuchar todas las canciones, así como disfrutar del artwork que él mismo ha preparado para cada una de ellas, influído seguramente por los dibujos de su hija de 5 años. También hay comentarios sobre la temática de cada una. No me queda más que añadir, espero que disfrutéis del disco (y si no os convence a la primera os aseguro que la segunda oportunidad os puede valer la pena, al menos ese ha sido mi caso).
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