Estamos ante un artista que a mi entender se deberían estar rifando todas las grandes discográficas ya fuera por su pasado, por su presente o por su futuro, pero el tira por el camino difícil y se montó en el "fregao" de montar una campaña de crowfunding para hacer literalmente lo que le saliera de las narices.
Así Steven Munar subraya el tono confesional de su voz, emocionante y directa a partes iguales, y nos regala unas canciones con las que es fácil cabalgar en el tiempo subido sobre ellas.
Me gustaría destacar especialmente Shiny Day, un brillo de luz en el cielo (y en el disco) en este pop perfecto en la que se empasta perfectamente a la hermosa forma de cantar de Juliane Heinemann para crear algo realmente prodigioso.
En la titular Time Traveller, con un poso del mejor Johnny Cash, aunque con una garganta menos cavernosa o telúrica (jejeje) consigue resultados que nada le tienen que envidiar al mito citado en la línea superior; Where Is The Love?, en que Heinemann arranca de modo casi desnudo para ponernos el bello como escarpias en este dueto que nada tiene que envidiar al que realizaron hace unos añitos ya Kylie junto a Nick Cave; o en What The Oracle Said, otra de las joyas del disco, y que cuenta con instrumentistas de primer nivel como Román Gil, Mel Semé o Juanjo Onofre, para conseguir un sonido que recuerda por momentos al de Crosby, Stills, Nash & Young.
Remata con la instrumental Orient In Majorea con las espadas en alto, con unos sutiles detalles arábicos que consiguen crear de nuevo una atmósfera íntima y emocionante en la que es un gran broche de oro para este gran disco, que ya atrae desde el primer momento con el artwork del mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario