Antes de empezar a comentar el disco, me gustaría decir que a pesar de ser una de mis artistas preferidas desde los inicios de Fang, seré totalmente objetivo en todas y cada una de las cosas que diga aquí. Y ya aviso que todas serán buenas...
Además de haber descubierto a una gran persona y de lo más humilde en lo poco o mucho que he podido tratar con ella, creo que nuestra escena musical no tiene tant@s artistas de su calibre, y lo digo englobando tanto el terreno independiente como el mainstream. Aúna con maestría en su música, magnestismo, poder, emoción, y todos los sentimientos que se sea capaz de imaginar un@.
En Le Monde, título en francés que viene inspirado por la carta del tarot de mismo nombre, arranca con el que fué también el primer avance, 3500 Días, en la que sobrevuela un halo de tristeza subrayada por unas imágenes que dibuja Mariona con total precisión, y con las que consigue ponernos a todos de piel de gallina y con la lagrimilla a punto de salir ante tal derroche de belleza.
Con Nieve, posiblemente mi favorita del disco, despliega un noise-rock que en su voz suena de lo más poderoso y con la que estoy seguro que en directo será uno de esos puntos álgidos; con El Cuervo, inspirada en la obra de Poe y con una instrumentación mínima, y en la que se logra unas cuotas de emoción al alcance de muy poc@s; o con la brutal Sonrisa De Delfín, en la que la guitarra de Guillermo Martorell toma un necesario protagonismo para subrayar un relato en la que da la personalidad de animales a su interlocutor con momentos tan inspirados como "y en el amanecer serás ciervo, quizás lobo, y ahora ya no sé que hacer, si escapar o largarme a tu belleza de animal", se vislumbra claramente emana claramente el talento por todos sus poros.
No quisiera olvidarme de Maniobras Surrealistas, en la que posiblemente enlaza esa visión (es una suposición personal, ¡ojo!)del mundo daliníano que nos mostró en Traje Para Un Loco, por su conexión con el genio de Figueres; ni de Submarinos, en la que mi mente me ha transportado a momentos también mágicos de Tori Amos (¿os imagináis un dueto de las dos divas?); ni de Dame Los Labios, con una guitarra que nos hace pensar en el Bang, Bang! de Nancy Sinatra; ni de ninguna de las otras que conforman este trabajo sin fisura alguna.
Una delicatessen (guiño, guiño) que nos propone un paso más al genial Criatura, otra delicatessen (guiño, guiño), y que debería poner a este artista en el lugar que se merece, que es un lugar muy alto; y del que esperamos continuidad lo antes posible, ya que a la que uno se acostumbra a lo bueno, el resto la puede acabar sabiendo a poco.
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