Confieso que me rendí a Medalla desde el primer segundo de escucha de Sable Negro, canción con una fuerza inusitada (y muy bien equilibrada) en el mundillo de la música independiente nacional, y claro, acabó formando parte de nuestros #VídeosTelúricos, de nuestros tops 20 mensuales, y como ahora mismo, nuestro disco de la semana.
Pero es que todo eso lo disfrutamos corregido y aumentado en éste, su primer largo, que bajo el título de Emblema y Poder, nos da una ración de ostias sonoras para dejar a cualquiera con el culo torcido. Y podemos comprobar lo que digo desde la inicial, Máquina De Plata, que a base de una entrada a ritmo marcial nos lleva a un éxtasis guitarrero que gustará tanto a los fans del punk-rock como a los que disfrutan del speed-metal.
También destacaría entre todas ellas la casi dream-pop Deporte En Vano, que para servidor de ustedes es el himno más evidente del disco, y en el que admito que me he enamorado de esos sintes ochenteros; la magnífica Murciélago, con la que es inevitable no acabar cantando mentalmente (y no mentalmente) su "no es lo que dice ser, murciélago esta vez, no es lo que dice ser, sobrevolándote"; ó ese pepinazo stoner instrumental que es Furor (¿alguien más que visualice a Alonso Caparrós cuando la escucha?), que calificaría de material de altos vuelos.
En disco de lo más diferente a lo que se estila en nuestra escena indie, y supongo que ahí reside su magia, en no perder su identidad ni sus principales influencias, pero consiguiendo sonar de un modo que puedan disfrutar gente no tan acostumbrada a tanta guitarra afilada. Para alinear junto a los grandes logros de una de las mejores bandas y más por desgracia infravaloradas) que ha habido en nuestro país, The Unfinished Sympathy, ya que como ellos, manejan con talento melodia y fuerza.
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