Había muchas ganas de nuevo material sonoro de Zahara, una voz que al menos a servidor se le hace imprescindible para entender lo que ha sucedido en el pop independiente de los últimos diez años. Y lo hace con una libertad y con un camino personal y valiente, como siempre en su carrera.
Desde la inicial David Duchovny, una de las más guerreras del disco (y seguramente futuro single), hasta llegar a Astronauta, la que lo cierra y da nombre al conjunto, no podemos más que dejamos arrastrar por esas historias en las que cualquiera puede empatizar y sentirse identificad@ en algún momento.
Entre una y otra, temones como Hoy La Bestia Cena En Casa, en la que personalmente no puedo dejar de ver al tal Rivera en la letra y que me provocó adicción severa desde un primer momento; Bandera Blanca, que ya desde el arranque con esas guitarras y sintes ochenteros nos pone alerta con este himno de reivindicación a un@ mism@ para superar etapas complicadas; El Fango, perfecta conjunción de todo su recorrido sonoro y que con frases tan explícitas como "nunca vas a volver a saber de mi y decir adiós será tan fácil" nos atraviesa el corazón sin remedio posible.
Me guardaba dos canciones para el final de la reseña, los dos dúos que se ha marcado con dos de mis artistas favoritos (y me temo que también los suyos) como Miguel Rivera de Maga en Big Bang, basada en uno de los poemas del sevillano y que es capaz de emocionar hasta a una piedra; y Guerra y Paz, de nuevo junto a Santi Balmes para alegría de much@s, ya que la magia que consiguen cantando juntos es bastante complicado de ser superada. Es dura, sí, pero es preciosa.
Partiendo de que la de Úbeda a mi ya me tiene ganado antes de empezar a sonar nada, jamás de los jamases me decepciona. Al contrario, me llega más y más adentro con cada escucha, así que consiguiendo eso, poco más que añadir salvo que es uno de mis discos favoritos del 2018 y que espero que sea mi regalo de navidad en su edición especial. Gracias por este disco, Zahara.
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