Nos enamoramos de Gente Joven con sus primeras maquetas, y ver que su primer disco se había hecho realidad solamente pudo parecer que una excelente noticia para nuestra música independiente, la que cada vez da más muestras de estar viviendo un recambio generacional con artistas y grupos de personalidad abrumadora.
Ellos lo son, y lo demuestran en canciones centradas especialmente en un dream-pop gaseoso como Garcilaso; Libélulas; Radiografía De Una Centella (un título de los más bonitos que he oído en años); u Honrosas Excepciones, con las que debería ser obligatorio dejarse llevar.
También en un pop claramente influenciado por Family en la maravillosa La Joya Del Nilo o en Aspavientos; e incluso creando gemas pop como esa exquisitez titulada Capicúa, con fragmentos tan brillantes como "roto el eslabón de una gran cadena de fallos, el mejor herrero o un poderoso pegamento, ¿lograrán juntar las fichas?, si nos separan ¿habrá quien nos una?".
El grupo de León dedica este disco a un amigo desaparecido, y la idea de esa perdida sobrevuela por todos los temas del álbum, ya sea de forma más evidente o más sutil, los cuales pueden ejercer de bálsamo o compañía a gente en esas circunstancias o simplemente de bello compañero de viaje a quién se tome su tiempo para disfrutarlo, cosa por otro lado bastante sencilla de hacer.
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