Me voy a dejar de ostias, así de entrada, y os diré ávidos lectores telúricos que cualquier nuevo disco de Mozz es para servidor como cualquier película nueva de Woody Allen, así que evito comparaciones con pasados gloriosos y el prestar atención a comentarios desafortunados para centrarme única y exclusivamente en su música.
Entra como un huracán con My Love, I'd Do Anything For You, glam-rock de la vieja escuela; nos atrapa con con su sello personal en los singles Spend The Day In Bed, la que a muchos seguidores de siempre ha dejado fríos y que a mi me provocó adición desde la primera escucha, tal vez por ese fraseo tan marcado o por ver nuevas posibilidades sonoras a seguir sin perder la marca, o con Jacky's Only Happy When She's On The Stage, una metáfora sobre las islas en plena era del Brexit que hay que saber leer entre líneas.
En The Girl From Tel Aviv Who Wouldn’t Kneel nos sorprende sonoramente con una suerte de cha-cha-chá y que es todo un himno de resistencia para quien se lo quiera aplicar; para atacar con fuerza y a los poderes económicos en I Wish You Lonely, la que sonoramente nos puede transportar a logros de los Suede de los primeros tiempos; o con la que es a mi entender (musicalmente) un himno inspirado por el Give Peace A Chance de John Lennon, All The Young People Must Fall In Love, con la que es imposible no acabar haciendo palmas.
Es el disco más político y/o politizado de Morrissey en mucho tiempo (con todo lo que eso conlleva polémicamente hablando), pero también apunta a nuevos caminos sonoros con los que su clase, su verborrea locuaz, y su carisma casan perfectamente, así que yo me voy a limitar a disfrutarlo como he hecho con todos los anteriores, ya sea con The Smiths o en solitario, y a quien le pique que se rasque. Dato importante para fans: en la cara b de Spend The Day In Bed, cover en directo del Judy Is A Punk de Ramones.
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