Partiendo de que Weezer son unos de esos tótems intocables para servidor, no podía llegar a final de año sin haber reseñado su último disco, que obviamente formará parte de lo mejor del año para servidor aunque sea por pura inercia mitómana.
Y esto último lo digo por la sencilla que Pacific Daydream es el trabajo que menos me ha llegado al corazoncito de la banda de Rivers Cuomo, referente generacional entre los referentes generacionales de servidor. Echo en falta, frescura, descaro, esos guitarrazos heavys que ponían en plan coña y que quedaban siempre resultones, y sobre todo, estribillos brillantes y coreables.
Posiblemente lo que digo venga dado por la producción, a cargo de Butch Walker, que tiene en su haber discos de Pink o de Katy Parry, cosa que no es algo malo en principio, pero que a mi humilde entender no sabe rascar en las principales virtudes de la banda, y que he citado más arriba.
Todo y con eso, temas como Beach Boys, dedicada al grupo de Brian Wilson, que solamente por eso es para quererles; Sweet Mary, para mi el más redondo del disco con diferencia, tal vez por esos coros que recuerdan a la banda citada hace unos instantes; o La Mancha Screwjob, que tiene un punto rítmico que consigue enganchar mínimamente, les perdono el piloto automático con el que parece que han afrontado este disco. Habrá que esperar a su siguiente paso para darnos una alegría completa...espero.
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