Llevo varios días maquinando este artículo, siempre a título personal, sin animos que ningún colaborador del blog suscriba lo que estoy diciendo, y sobre todo, sin ánimos de ofender a nadie, solamente expresar mi opinión, supongo que impopular o incluso amoral, al menos por estas tierras abandonadas de la mano de la cultura.
Y es que en estas tierras del Baix Ebre, vivimos en un pozo ombliguista del que parece imposible huir y salir ileso, al menos en lo que a música se refiere, y vuelvo a decir, todo desde mi humilde punto de vista personal.
Recuerdo una anécdota que le ocurrió a Loquillo, cuando decidió musicar poetas, que para recibir apoyo económico, llamémosle subvención, tuvo que incluir una canción en el idioma de Espriu, cuando, y aunque sea el primer defensor de mi cultura y mi tierra, si no era su idea principal, se la impusieron y se lo tuvo que tragar.
Aquí va de otro modo, o dices que nos roban el agua en una canción, o los porros que eres capaz de fumarte, o explicas la de agua que hay en el Delta, a ritmo de gralla y acordes cumbayá y/o rumba, o ya puedes olvidarte de hacer "gira" por Roquetes/Tortosa/Jesús, para la cual se podría utilizar el coche de línea.
Lo peor de todo, es que la gente responde casi masivamente (dentro de lo masivamente que puede responder la gente de aquí), siempre con su camiseta azul antitransvasista, no sea caso que no se salga en la foto. Y digo lo peor de todo, porque me parece mezclar las churras con las meninas.
Lo que es política es política y lo que es cultura es cultura, aunque haya quien me venga con el cuento de que hay una cultura antitransvasista y después se quede tan ancho.
No todo es malo, ya que tenemos la dignidad, la historia y el mundo propio de Los Quicos, que con su plus de teatro, su humor y su tesón a lo largo de los años, han dignificado la zona, la han explicado a la gente de fuera y nos han dejado en buen lugar.
Tampoco nada que objetar, aunque sean estilos que no me apasionen, a la gente que tira del metal (también masivamente), y que consigue moverse por todo el estado, incluso rodar por el mundo, o el reggae, que tres cuartos de lo mismo, ya que no se meten en politiqueos de medio pelo, sino que se limitan a mostrar su historia y santas pascuas.
Personalmente, yo, Roco, estoy harto de que cada sábado lo único que pueda escuchar son a los 4 de siempre si quiero música en directo, que si te mueves para hacer otras cosas, lo que sacas del ayuntamiento y gentes con poder, son burlas, incultura e indiferencia.
Que para que me digan que hay agua en el rio, me voy al puente y lo miro; que si llevar marihuana en el paquete es suficiente para que te sigan como fans obsesos; que si follarte a una tia en tu terreno debajo de los olivos es digno de alabar, yo evito el ovejismo y desde aquí lanzo el grito al cielo contra el puñetero ombliguismo ebrenc, aunque el que más conozca es el de Tortosa, desde siempre exagerado y conservador, y que se limita a no apostar por trae a grupos por tener el nombre raro, cuando cada dos años han traído a Els Pets, a Gossos o Jarabe de Palo, a los cuales respeto y en alguno de los casos incluso admiro, pero como nombre no son un alarde de delicadeza.
En fin, que yo no quiero formar parte de eso, ni de ninguna pancarta absurda, y que por mi podrían quemar todas las grallas, que me parecen un instrumento del mismísimo demonio.
Yo soy ciudadano del mundo, incluso del universo y demasiadas veces, me avergüenzo de ser ciudadano de dónde soy, básicamente cada fin de semana, cuando tengo que huir, por suerte no demasiado lejos, para disfrutar con música en mayúsculas y no tragarme la mierda de siempre, que según muchos, es lo que la gente pide. He dicho.
Y es que en estas tierras del Baix Ebre, vivimos en un pozo ombliguista del que parece imposible huir y salir ileso, al menos en lo que a música se refiere, y vuelvo a decir, todo desde mi humilde punto de vista personal.
Recuerdo una anécdota que le ocurrió a Loquillo, cuando decidió musicar poetas, que para recibir apoyo económico, llamémosle subvención, tuvo que incluir una canción en el idioma de Espriu, cuando, y aunque sea el primer defensor de mi cultura y mi tierra, si no era su idea principal, se la impusieron y se lo tuvo que tragar.
Aquí va de otro modo, o dices que nos roban el agua en una canción, o los porros que eres capaz de fumarte, o explicas la de agua que hay en el Delta, a ritmo de gralla y acordes cumbayá y/o rumba, o ya puedes olvidarte de hacer "gira" por Roquetes/Tortosa/Jesús, para la cual se podría utilizar el coche de línea.
Lo peor de todo, es que la gente responde casi masivamente (dentro de lo masivamente que puede responder la gente de aquí), siempre con su camiseta azul antitransvasista, no sea caso que no se salga en la foto. Y digo lo peor de todo, porque me parece mezclar las churras con las meninas.
Lo que es política es política y lo que es cultura es cultura, aunque haya quien me venga con el cuento de que hay una cultura antitransvasista y después se quede tan ancho.
No todo es malo, ya que tenemos la dignidad, la historia y el mundo propio de Los Quicos, que con su plus de teatro, su humor y su tesón a lo largo de los años, han dignificado la zona, la han explicado a la gente de fuera y nos han dejado en buen lugar.
Tampoco nada que objetar, aunque sean estilos que no me apasionen, a la gente que tira del metal (también masivamente), y que consigue moverse por todo el estado, incluso rodar por el mundo, o el reggae, que tres cuartos de lo mismo, ya que no se meten en politiqueos de medio pelo, sino que se limitan a mostrar su historia y santas pascuas.
Personalmente, yo, Roco, estoy harto de que cada sábado lo único que pueda escuchar son a los 4 de siempre si quiero música en directo, que si te mueves para hacer otras cosas, lo que sacas del ayuntamiento y gentes con poder, son burlas, incultura e indiferencia.
Que para que me digan que hay agua en el rio, me voy al puente y lo miro; que si llevar marihuana en el paquete es suficiente para que te sigan como fans obsesos; que si follarte a una tia en tu terreno debajo de los olivos es digno de alabar, yo evito el ovejismo y desde aquí lanzo el grito al cielo contra el puñetero ombliguismo ebrenc, aunque el que más conozca es el de Tortosa, desde siempre exagerado y conservador, y que se limita a no apostar por trae a grupos por tener el nombre raro, cuando cada dos años han traído a Els Pets, a Gossos o Jarabe de Palo, a los cuales respeto y en alguno de los casos incluso admiro, pero como nombre no son un alarde de delicadeza.
En fin, que yo no quiero formar parte de eso, ni de ninguna pancarta absurda, y que por mi podrían quemar todas las grallas, que me parecen un instrumento del mismísimo demonio.
Yo soy ciudadano del mundo, incluso del universo y demasiadas veces, me avergüenzo de ser ciudadano de dónde soy, básicamente cada fin de semana, cuando tengo que huir, por suerte no demasiado lejos, para disfrutar con música en mayúsculas y no tragarme la mierda de siempre, que según muchos, es lo que la gente pide. He dicho.