Que agradable sorpresa ha sido descubrir la música Julia Martínez, ya que en tiempos de reggaetón y trap, se me antoja imprescindible y necesario que haya artistas que apuesten por el buen gusto y por entregar un material atemporal y exquisito como en este caso.
Once canciones en la que el jazz cabalga sobre otros géneros con elegancia y sutileza, cosa que ya disfrutamos con la inicial Curcubeu, más clásico en sus conceptos pero rematadamente bella. Pero que delicia viajar por la emocionante Sobre La Piel, con un esencia de bolero, reforzada por unos vientos que nos disparan directos a la patata; la magia del swing que nos regala en Storyteller; la juguetona Furry Blues, en la que nos es fácil imaginarnos en un club de Chicago en los años treinta; o esa rúbrica perfecta con Diluvio, un pop con aires de bossa y latinos, suave y emocionante que en la verdad de la voz de nuestra protagonista simplemente nos traspasa.
Siempre es buen momento para recurrir a este Océanos, un disco que se debería reivindicar a los cuatro vientos y una artista que es capaz de crear con sus propias manos todos los temas que lo componen. Y eso no es moco de pavo, Seguiremos más que atentos a sus futuros pasos.
Siempre me había despertado curiosidad Gregory Porter por su apariencia, y recuerdo haber escuchado alguna de sus canciones sin demasiado ahínco. Pero a raíz de su entrevista y posterior actuación en el programa Late Motiv de Andreu Buenafuente, simplemente caí rendido a este hombre y a su forma de intepretar las canciones.
Dedicado en su totalidad a canciones popularizadas por el gran Nat "King" Cole, en la preciosa voz de Porter, clásicos como Mona Lisa, con la que arranca el disco, consiguen nuevas formas de emocionar, y que es bastante difícil explicar con palabras.
Dicho esto último, la absoluta gozada que es disfrutar de Smile, para servidor una de las mejores canciones de la historia de la música en una de esas gargantas tocadas por una varita mágica; la posiblemente poco valorada (por estar asociada más a verbenas y guateques) Quizás, Quizás, Quizás, además en un más que aceptable castellano; o el alma de crooner clásico que despliega en Ballerina y en Pick Yourself Up, big band en ristre, es un deleite para cualquier amante de la buena música, tenga la edad que tenga.
A modo de colofón de oro, y siendo perfecta para las fechas que se nos aproximan, opta por The Christmas Song, que ya pronostico y avanzo que será mi villancico más escuchado de este año. Me considero totalmente vendido ante tal derroche de talento y emoción, así que poco puedo añadir aparte de que lo escuchen y opinen ustedes mismos. Seguro que no se arrepentirán...
Antes de hablar concretamente del tema en cuestión que protagoniza esta sección de los sábados, ,e gustaría subrayar al "culpable" de que haya sido el elegido. Y es que hay gente como el señor Fernando Vilás, que aparte de que tiene una vida para escribir un libro (como mínimo), es toda una biblioteca sonora.
Me habla siempre de joyas del jazz que tiene en su poder en su formato original a veces en vinilo y en cd, así que poco más que añadir. Y claro, me recomendó a Johnny Hartman por la magia de su voz, y yo bolígrafo en mano tomé nota de inmediato.
La pieza que nos ocupa es del citado Hartman junto al gran John Coltrane, al que conoció cuando coincidieron tocando en la banda de Dizzy Gillespie, y es de una belleza tal que no queda más que cerrar los ojos y disfrutarla, pocas opciones quedan más.
Forma parte del disco que grabaron juntos con sus nombres, John Coltrane & Johnny Hartman, publicado por Impulse! en julio de 1963 y producido por Thiele. Una verdadera delicatessen que recomiendo fervientemente sus repetidas escuchas, ya que es material sensible del que ya no se hace, o como decían del cine, está hecho del material con el que se hacen los sueños.
Decidí que sería esta la canción elegida como el clásico de esta semana anoche, en mi enésima revisión del ya clásico moderno de Woody Allen, Midnight In Paris. Ya aviso que no puedo extenderme mucho hablando del autor, salvo que con esta preciosidad firmó una de las canciones favoritas de mi vida.
No podía entender y me cuestioné mentalmente la poca inteligencia que me pueda quedar por no haberlo hecho antes, pero los grandes lerdos ya se sabe que funcionamos así. Pero los errores están para subsanarse y dedicarle la sección es un caso flagrante de justícia poética.
Una de las melodías más hermosas jamás realizadas, la que Bechet nos regaló, y una genial idea la del genio de Manhattan incrustarla en las calles dela capital francesa, capaz de conseguir los sonidos más hermosos ya fuera con su clarinete o con su tenora.
Admito que yo descubrí a esta hombre viendo la película, pero desde ese día, cuando tengo ganas de desconectar del mundo y disfrutar a tope de mi sociopatía, siempre busco sus discos, y más concretamente esta absoluta maravilla. Prometo que funciona...
Sorprendente (y tardío en mi caso) descubrimiento de esta maravilla, ya que este trabajo lleva dos años en el mercado y yo sin enterarme de un evento musical de tal magnitud.
El caso que nos ocupa es de tres pares de narices, ya que escuchando la voz de Andrea Motis nadie diría que tiene 17 años (15 cuando lo grabó), ni que esta sea tan personal, tan envolvente, sedosa, mágica y poderosa a la vez.
Todo comenzó en L'Escola Municipal de Música de Sant Andreu, de la cual Joan Chamorro es profesor, y en la que ella ya destacaba como saxofonista y trompetista con tan solo 12 añitos.
Después de girar con la Sant Andreu Jazz Band, decidieron grabar este trabajo, repleto de clásicos del jazz, y en el que ella se puso a cantar casi por casualidad a petición de Chamorro, cosa que servidor jamás le podrá agradecer lo suficiente.
Tótems como Somewhere Over The Rainbow, que suena sencillamente perfecta; una espectacular Me One And Only Love que nada tiene que envidiar a la de Ella Fitzgerald, o mis favoritas, que son la increible adaptación de Dream A Little Dream Of Me y el Enjoy Yourself, capaz de alegrar el día a cualquiera, y que espero que algún día escuche Woody Allen y la cuele uno de sus venideros films.
Una verdadera gozada, un trabajo facilísimo (y necesario) para recomendar, y el orgullo que por estas tierras tengamos talentos de tal calibre y encima aún está por cumplir la mayoría de edad, lo cual pronostica un futuro realmente brillante.
Poco puedo saber por edad de la vida y milagros de esta gran dama, de lo que estoy seguro es que aún con el pasar de los años (y es que esta canción es dos años mayor que mi padre), sus canciones siguen igual de emocionantes que en el momento de ser creadas.
Era conocida como The Che-Che Girl, supongo que por su vocecilla, así que no empecemos con chistes fáciles.
La forma en que la descubrí es bastante absurda, ya que fue en el programa Cuines de TV3, al final de las letras, y claro, me puse a la búsqueda y captura. Después de eso, puedo decir bien fuerte, que no podremos evitar que ninguna de sus canciones traspase dermis y epidermis sin que ni tan solo nos demos cuenta.
Clásico de hoy, que me lleva directamente a sentirme directamente dentro de un film de Woody Allen, y es que me temo que el genio de Manhattan estará orgulloso de esta elección si se entera, ejejejeje.
Que tengan un feliz fin de semana con Rose Murphy o sin ella...
Antes de ayer hemos recibido la triste noticia, para los amantes de la música jamaicana, del fallecimiento del grandísimo baterísta de la mítica banda pionera del ska: The Skatalites. El creador del ritmo ska e inventor del burru style, Lloyd Knibb; nos deja a la edad de 80 años después de una difícil lucha contra un cáncer de hígado que finalmente le hizo estragos el pasado jueves. Y es que es demasiado el legado que nos deja y un hueco irremplazable, ¡prácticamente lo hizo todo! giras alrededor del mundo, grabaciones con casi todas las grandes voces de los 60's y joyas de sonido insuperable bajo los sellos Studio One de Clement “Coxsone” Dodd, Treasure Isle de Duke Reid y las potentisimas bases en Top Deck de Phillip Yap. Aún después de 45 años dentro de la escena musical The Skatalites sigue sin perder ese sonido caracteriztico siempre imitado pero jamás igualado.
Sin embargo, con ésta lamentable pérdida del corazón de la banda, me pregunto ¿ha llegado a su fin la etapa de la banda que a duras penas era mantenida por Lester Sterling, Doreen Shaffer, Cedric Brooks y el reciente desaparecido Lloyd Knibb?
Mucho le debemos a éste último, pero siempre quedará en nuestros oídos el valioso legado musical que nos deja, que al fin de cuentas, creo, es lo que más realza a un músico.
Recomiendo pues, éste trabajo editado allá por 1984 cuando The Skatalites contaba con esa alineación nunca superada.
Una vez más temas jamaicanos son llevados a la elegancia del jazz.
Ésta vez es Charlie Hunter quien hace muestra de ello en su Natty Dread bajo el imponente sello Blue Note grabado y editado en Mobius Music, San Francisco en 1997.
En formato Quartet y con una inusual 8-string guitar , haciendo a la vez el bajeo, guitarra rítmica y solos, Hunter deslumbra y convierte los clásicos de Bob Marley en auténticas piezas instrumentales.
Arreglos bien pensados y con ritmos que van desde, Afro, Pop, Soul, Reggae sin duda logran satisfacer al más exigente.
Lively Up Yourself, Rebel Music, So Jah Seh, Natty Dread, Talkin' Blues y Revolution son algunos de temas que se desgranan a lo largo de éste magnifico disco digno de conseguir.
El personal que acompaña a Hunter en ésta odisea musical es: Calder Spanier en Saxofón Alto, Kenny Brooks en Saxofón Tenor, Scott Amendola en Batería y Charlie Hunter en guitarra.
Pasaron siete largos años para que el pianista jamaicano Monty Alexander nos volviese a dejar boquiabiertos a los amantes de la música negra con una continuación de lo que fue en el año 99 el disco Stir It Up.
No fue hasta 2006 cuando ve la luz el Concrete Jungle un segundo Tributo a Bob Marley que para mi gusto mejora y supera el anterior en todos los sentidos: arreglos muy bien cuidados y una elección exacta de grandes temas.
Grabado en el mismísimo Tuff Gong Studios de la mano de Errol Brown, en Kingston (Jamaica) y publicado nuevamente por Telrac, adquiere al fin ese toque jamaicano que nos traslada al sonido puro que acompañaron las grabaciones de Marley siempre y jamás olvidando el punto de vista jazzero.
Con invitados a lo largo del disco, cabe resaltar la aparición del mítico saxofonista Dean Fraser en el Trench Town con un arreglo brutal de vientos y la magnífica voz de Luciano en War. Sin dejar de lado temas como la que le da el nombre al mismo, Concrete Jungle, África Unite, Simmer Down, Three Little Birds entre otras.
Un disco para disfrutar, recostarse en el sofá y dejarse llevar por los suaves sonidos, donde una vez más nos muestran, que hay muchas formas de ver lo que se hacia en la isla partiendo desde otra clave: el jazz una vez más se apodera del timón musical.
Recomendado para el escucha jazzero e imprescindible para el letrado en reggae.
Cuando hablamos de reggae, nos debemos de remontar al R&B de la época de los 50s que sonaba en los guettos americanos para entender el porque de su incesante galopeo; y es que aquellos jamaicanos quisieron imitar el sonido que les transmitían las pocas estaciones de radio que alcanzaban la isla.
Monty Alexander, gran pianista jamaicano, parece que quiso ir más allá y no solo emigró a Miami, sino que forjó su carrera como jazzista y después de varios discos como líder en formaciones de jazz, nos regala y deleita con un disco Tributo a la figura que acercó el reggae a todo el mundo: Bob Marley; bajo el nombre de Stir It Up, grabado con el sello Telrac Jazz, la disquera de Cleveland destinada al jazz, el blues que apuesta por una gran claridad en el sonido de sus grabaciones.
Un disco sorprendente y con un alto nivel musical, además de contar con dos formaciones a la vez, cosa que algunas pocas ocasiones se pueden lograr, una que nunca pierde el sonido jazzero, con músicos virtuosos y grandes ejecutores y la otra jamaicana totalmente, donde aquellas bases toscas y riffs sencillos se vuelven una masa consistente de sonido isleño.
Versionando grandes clásicos como Jammin', Kaya, It this Love, I Shoot the Sheriff, No Woman, no Cry, nos muestra otra perspectiva de la música jamaicana de los años 60s donde todo se convierte en elegancia y suavidad con los sonidos más refinados de la mano de Alexander.
Además Monty Alexander ha hecho más incursiones en el mundo de la música isleña, grabando junto al veterano guitarrista Ernest Ranglin y una segunda parte del Tributo a Marley, pero bajo el nombre deConcrete Jungle, discos que ya iremos desgranando en próximas publicaciones.
Hoy ha caído en mis manos, gracias a una oferta de sólo tres euros tan ofensiva como difícil de rechazar, el disco Quiet Nights de la canadiense Diana Krall.
Además, conocía el trabajo completo gracias a Spotify, pero en esta ocasión se trataba de una edición especial con dos bonus tracks, How Can You Mend A Broken Heart y Every Time We Say Goodbay.
Quiet Nights es un disco fascinante. Para el que de momento es su último trabajo de estudio, la señora esposa de Elvis Costello contó con la producción de Tommy LiPuma y los arreglos de Claus Ogerman. En el disco hay versiones sublimes de clásicos del jazz vocal y del pop (You're My Thrill, Walk On By, Too Marvelous For Words, Where or When), pero también de la bossanova, como The Boy From Ipanema o Este Seu Olhar, a partir de las piezas immortales de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim.
La pianista las canta con su habitual voz aterciopelada, creando ambientes cálidos; canciones ideales para los Noches Tranquilas a las que alude el título. Por otro lado, atención porque la canción I've Grown Accustomed To His Face está dedicada a su marido: Me he acostumbrado a su rostro, nos dice como si Diana Krall y Elvis Costello fueran un remake de La Bella y la Bestia.
Aquí tenemos a Diana Krall en una actuación en directo, cantando Walk On By en el DVD Live In Rio que publicó el mismo año 2009.
The Way Up es el trabajo atípico de la superbanda de jazz liderada por el guitarrista Pat Metheny. Con varios discos a sus espaldas con el group -todos ellos de formato más o menos habitual, de una decena de temas de media duración- uno se da cuenta en observar el tracklist que se trata de un solo tema dividido en partes, y partido solo para facilitar la navegación a través del formato CD. Por lo demás, The Way Up es una sola partitura de una genialidad asombrosa.
Los 10 primeros minutos son arrebatadores. Metheny constituye el sonido de este disco a partir de sus elementos habituales con el añadido de más partes sintéticas y algun sampler. Lo enorme de todo esto es como transcurre: de una intro de banda en la que todos los músicos tienen su papel, a lo que se podría entender como el leit motiv, que fluye en un trabajo armónico de los de sacarse el sombrero, apoyado en los pianos de Lyle Mays.
Los solos de todos los integrantes son también especialmente acertados. Mención para Antonio Sánchez, un lujazo el final de la primera parte -consigan la version en DVD- y para el efectista trompeta Cuong Vu, que pasa sus ondas a través de efectos, algo poco usual en estas instrumentaciones. La dinámica variante no permite dejar de prestar atención al disco en ningún momento. Lo que en el compact disc se conoce como parte tres es uno de los clímax más bien construidos del jazz contemporáneo, en mi humilde opinión.
Hay quien dice por ahí que esta ha sido la obra cumbre del músico, de aquellas que se arrastran de por vida y que nunca se terminan. Pues esta la terminó, y bien acabada que la dejó. Un discazo de jazz con el sonido marca de la casa de Pat Metheny perfectamente acompañado para no solo tenerlo de hilo musical. Este disco requiere bastante más.
En La Voz Telúrica nos gusta el jazz (al menos, al abajo firmante). Y, qué puñetas, no es pop o indie, pero quiero romper una lanza a favor de esos grandes ejecutantes, virtuosos y emisores de rábia, melancolía, de pasajes cinematográficos y de acordes surrealistas. Por todo eso, y por una reconocida veteranía de 15 ediciones a sus espaldas -ah! y porqué a veces tenemos las cosas a la vuelta de la esquina-, hoy me cambio de chaqueta y me pongo la americana para recomendar la Mostra de Jazz de Tortosa.
Aunque la crisis ha afectado a cada rincón de este planeta de una u otra forma, en la Mostra han decidido mantener un nivel artístico a la altura de las anteriores ediciones, recordemos que han pasado por Tortosa grandes bandas sobretodo de fusión: Steps Ahead, Chick Corea, Hiromi, Yellowjackets.
Este año forman parte del cartel un controvertido, y a la vez, uno de los más reconocidos músicos de flamenco-jazz de nuestro país, Diego el Cigala. Añadiremos al combinado a los ganadores de Grammy de gospel y soul Take 6, y completan el cartel grupos como Just 4 Fun o l'Original Jazz Orquestra del Taller de Músics, entre otros. Además, podremos saborear comida cajún en los bares y restaurantes de la ciudad.
En otro orden de cosas, recordar que el primer fin de semana de julio ya tenemos el KZ Music Festival (con, recordemos, Mendetz, Nanook o Amable, entre otros), y que el PalmFest se han superado a si mismos en cuanto a programación, pero sobretodo, en la imagen. Ahí lo dejo (es un enlace de Facebook).