Para su tercer disco, la multi-todo Maya Arulpragasam, nos llega más cansina y ruidista que nunca, como si la hubieran atrapado unos Atari Teenage Riot ciegos de tripi.
¿Que qué pretendo decir con esto? Pues que el disco me parece un truñaco de proporciones bíblicas, insoportable a más no poder y feo ya desde la portada. Aunque tal vez sea yo el que no estoy en la onda y no entiendo sus quehaceres.
Cuatro productores : Diplo, Susu, Blaqstarr, Switch y Rusko, que con esos nombres parecen más una camada de perros para tirar de trineos que personas tirando a normales, para hacer el peor disco de este bellezón revolucionario hindú.
Ya desde el single Born free, ausente de pegada de ningún tipo, monótono a más no poder, se podía preveer que la cosa sería complicada, y solo remonta, siempre desde mi perspectiva visión personal, con la ayuda de Jay-Z en la sexual XXXO, la relativamente reggae It takes a muscle (quizás por ser la más normal del pack) y la robótica, entre Bowie y R2D2 (si,si, el de la saga),en Space, donde casi te la cuela sin darte cuenta.
El resto, pasto para las ovejas, dolor de oidos y gritos sin ton ni son, con consignas politicas a diestro y siniestro y como vi en algún lugar escrito, con el toque de humor digno,eso si, del calibre de "Ya puedo tomar alcohol, ya me sé la letra de Wonderwall", que salvan minimisimamente el pellejo de este trabajo.
Me temo que le daré poco rendimiento o ninguno, señorita M.I.A. a esta su nueva criatura, mientras tanto seguiremos buscando, como nos decían en los chicles de peques.
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