lunes, 2 de abril de 2018

[Disco] Elefantes - La Primera Luz Del Día (2018)


Recuerdo mi primera experiencia con Elefantes perfectamente. Fué en el añorado Sputnik Tv con el vídeo de Más Que Tú A Yo, incluída en su primer trabajo El Hombre Pez. El siguiente paso, en una entrevista promocional con Azul recién salido a la calle en la que decían que sus influencias iban de Pj Harvey a Camarón. Admito que con eso se ganaron el cielo con servidor, y desde entonces se podría definir de militancia lo mío con ellos.

No es extraño que cada nuevo trabajo lo afronte con la emoción de un niño, ya que por adelantado se que me a encantar. Pero es que luego lo escucho, y por sana costumbre me atraviesa la patata con todos y cada uno de sus cortes. Y no estamos ante la excepción que confirma la regla, os lo aseguro. Ya con La Primera Luz Del Día, desde la pieza instrumental de regusto lorquiano que da nombre al disco y en la que Hugo Toscano se deja el alma.

Una forma preciosa de arrancar este disco conceptual con el que tratan de captar las distintas emociones que se pueden tener a lo largo de un día, a la que aprovechando esos acordes sigue Donde Haya Silencio, uno de esos temazos arrebatados marca de la casa. Tras esta mi favorita del disco hasta la fecha, Mis Sueños, que con ese certero aire pop me ha trasladado a los grandes momentos de los nunca suficientemente reivindicados Fórmula V o Los Bravos.

Cada Vez, el primer avance que tuvimos, nos lleva a los Elefantes de Somos Nubes Blancas (y lo digo a modo de piropo), con su romántica letra y su pausada pero emocionante forma de transmitirla; Isabel, segundo  e inmenso single, que mezcla con sabiduría unos aires moriscos con una sección rítmica de aupa; Loco, rematadamente empática (al menos para servidor) por sus aires peterpanescos, y otra vez trasladándonos a Fórmula V con su estribillo; la atmósferica Dame La Mano, a la que es imposible resisitirse a lo largo de su duración; o con ese broche de oro que es La Primera Luz Del Nuevo Día, de nuevo instrumental y a manos de Toscano y su guitarra, emocionándonos a modo del Last Goodbye de Jeff Buckley.

Lo dicho más arriba, un nuevo dardo en la diana de Shuarma y los suyos, a los que se les nota más en forma que nunca, y en la que esa emoción arrebatada, esa sinceridad, y esa forma de expresar el amor siguen intactas. Ahora, a ver si hay suerte y les puedo ver en directo (ya me supongo que por les Terres De L'Ebre no será fácil) para emocionarme y sentir como tantas veces, ya sea sobre el escenario o en disco.

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